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Como siempre, Mary Higgins Clark, como clásica del género y aunque sus obras se caractericen por el llamado “suspense light”, nos presenta una historia que engancha desde el principio y se lee de un tirón. Yo utilizo sus historias para tomarme un respiro cuando estoy muy saturada de carnicerías o de leer cosas nuevas de autores que no conozco. Sé que voy sobre seguro.
Inciso: a lo mejor es una impresión mía pero parece como si, a raíz del boom de Stieg Larsson, ya no existiesen escritores que no se dediquen a la novela policíaca, al igual que ocurrió en su momento con El código da Vinci y las novelas de misterio históricas, en las que siempre existe algo que puede cambiar el dstino de la Humanidad.
Volviendo a la señora Clark, en esta ocasión, la historia es una mezcla de Luz de gas y Rebeca, con alguna otra reminiscencia que ahora no recuerdo, pero funciona y, por supuesto, acaba bien.
Para pasar un rato relajado y entretenido.