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Buena, como las otras cuatro que he leído de la serie de Erik Winter, que ya son once. Ésta es la segunda entrega, pero es la última que ha salido. Lástima que no haya ninguna publicada en castellano, y sólo las cinco primeras en inglés. Es típicamente nórdica. Aclaro que yo ya había leído alguna novela de éstas, las nórdicas, antes del boom provocado por Stieg Larsson, al que considero muy bueno, y original, pero no es el que más me gusta.
Erik Winter, el protagonista, es el inspector jefe más joven de Noruega. Es un poco especial, viste siempre de marca, además del sueldo de policía, tiene dinero por su cuenta, conduce un Mercedes y está obsesionado con el jazz y con la edad, pues se acerca a los cuarenta.
En este libro investiga el asesinato de una mujer y la desaparición de la pequeña hija de ésta. La trama está muy bien llevada, y aunque al principio la novela es un poco lenta y parca en acontecimientos, lo que hace un poco difícil engancharse con verdadero interés, hacia la mitad, aproximadamente, la historia tiene un giro inesperado para el lector, pues se da cuenta de que están mezclándose dos historias separadas en el tiempo, pero que en realidad es una sola. Y no cuento más para no estropear el final, aunque el lector, en este caso, va por delante de la policía.
Lo dicho, una lástima que no estén publicadas en castellano.