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La novela La Red Púrpura de Carmen Mola es tan buena como la anterior, estupenda pero durísima. Es la continuación lógica y muy bien hecha de la primera (La novia gitana).
En esta hay más cuestiones personales que otra cosa aunque la investigación sigue los cauces establecidos gracias al carácter firme de la inspectora Elena Blanco. Y bastante hace con mantener la cuestión de su hijo, no al margen, que no es posible, pero sí oculta para no entorpecer el conjunto de la investigación.
No puedo decir mucho más sin destripar la historia.
El caso se centra, sobre todo, en el hijo de la inspectora. Realmente espeluznante para una madre. Acaba resolviéndose, por supuesto, pero no hay un final feliz.
Tal como termina el libro no sabemos si habrá más casos de la inspectora Blanco. Esperemos que sí, y que no termine aquí la serie, pues me encantaría leer otro libro con ella de protagonista.
Fenomenal.
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