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La séptima entrega de la serie protagonizada por Dave Gurney.
Como siempre, es un autor que no decepciona. La trama es complicada, quizás un poco de más, pero muy interesante y bien llevada. Aunque a veces te preguntas si no estarás asistiendo a una comedia.
Los personajes, en esta entrega, y me refiero al matrimonio Gurney y al colaborador de éste Jack Hardwick, mucho mejor que en la última.
Como digo la trama es complicada, con giros y giros que no sabes muy bien a qué te llevan. Pero, al final, muy al final, te das cuenta de que el único sospechoso que queda es el malo.
Así dicho, en realidad, no tiene mucho mérito, pero hay que tener en cuenta de que si no sospechas un poquito de él desde el principio, no está tan clara la cosa.
En cuanto al matrimonio Gurney, y me refiero concretamente a la actitud de la señora Gurney con respecto a las incursiones del marido en su antiguo trabajo, es mucho más comprensible que en entregas anteriores. Esto facilita mucho las cosas al lector (y al propio Dave) que no tiene que preocuparse por esa parte.
El final es bastante apoteósico, y si no fuese por lo dramático, sería de risa. No me refiero a que sea malo el final. Es que la huída del malo a mi me hizo reír sólo con imaginarlo.
Muy buena, como es habitual. Esperando la siguiente.