El argumento recuerda un poco a la obra de Mary Higgins Clark, pero en mi opinión su desarrollo no responde del todo a las expectativas que me hice al empezar a leer. El motivo de la investigación que lleva a cabo la protagonista sobre la muerte de su marido en un accidente de coche, cuando iba acompañado de una mujer desconocida, parece un poco traído por los pelos.
La viuda está empeñada en que el marido no le fue infiel, lo cual parece creer todo el mundo, y que debe haber alguna razón oculta para que la otra mujer fuese en el coche.
También se le ocurre que no fue un accidente de automóvil sino un asesinato. Aunque el lector puede deducirlo fácilmente desde que conoce el informe de la autopsia de ambos cadáveres, la viuda no parece haber reparado en ello, más bien parece que piensa que es asesinato porque el difunto marido nunca conducía sin el cinturón de seguridad.
Por otra parte, sus amigos, en lugar de apoyarla, están todos erre que erre en que está equivocada y que todo es fruto del trauma sufrido. Además, resultan un poco pesaditos en su intento de que olvide todo el asunto y siga con su vida.
La policía tampoco parece estar a la altura, aunque hay que reconocer que, tal como les presenta el caso la viuda, es difícil no pensar que ésta esté imaginándose cosas ya que parece un pelín obsesionada. A pesar de todo, el personaje de la protagonista es lo mejor de la novela.
El final es un poco precipitado ya que de repente todo se resuelve sin que la investigación, hasta el momento, indicase que el caso estuviese próximo a su resolución ni hubiese claros sospechosos (por lo menos para la viuda o la policía); el lector sí puede imaginárselo.
De todas formas es entretenido y mantiene el interés.